viernes, 9 de octubre de 2009

La busqueda by John Grischbaum


Ese año fué un año complicado, va, comparandolo con el que vivi, no lo fue tanto, pero la realidad era que no sabía lo que el destino tenía preparado para mi.
Las cosas simplemente no funcionaban, no me iba bien en la oficina, discutía todo el tiempo con mi jefe porque no estaba para nada de acuerdo en como se hacían las cosas en esa empresa, y ya estaba bastante cansado de hacerlas mal, por lo que todo el tiempo chocaba con él. Las cosas tampoco iban bien con mi noviazgo, relación que ya tenía unos 5 años, pero que mostraba claras señales de desgaste producidas un poco por la rutina y un poco por mi desinterés, tanto en ella, como en la relación misma, era raro, porque cuando todo había empezado, las cosas eran de color rosa, estaba feliz de poder ser la pareja de la mujer, que para mi, era la mas hermosa de todas, cuando rompimos, lo seguía creyendo, pero ya no me gustaba, sufrió, según me contaron, bastante tiempo, al igual que yo.
Al menos en mi familia las cosas marchaban como siempre, bastante bien, mis padres, ya jubilados, gozaban de una buena salud y se dedicaban a viajar, pero cada vez que me veían, y mas que nada, antes del cambio, no podían ocultar su preocupación por mi salud, es que no solo se veía por afuera el pesar de mi tristesa, sino que mi imagen, que nunca fue muy bella, se habia deteriorado mucho, estaba flaco y con una barba muy gruesa, propia de una persona que no se afeitaba hace mas de dos meses, además de la perdida de peso, entre otros signos. Mis hermanos también estaban muy bien, uno pensando en su retiro anticipado, había empezado a trabajar desde muy joven, y ya estaba cansado, además de las dolencias físicas que lo aquejaban, el otro con planes de ampliar la casa, el hecho de recibir a su segundo hijo, hizo que tenga que pensar en algunas mejoras en pos de las comodidad.
Es difícil explicar como yo me sentía. Simplemente no tenía ganas. Levantarme para ir a trabajar era un suplicio, muchas veces llegaba tarde, lo que aumentaba las reprimendas de mi jefe, pero en realidad no me importaba. Por esos días me había hecho muy amigo de una compañera de trabajo, a la que llamaremos Yesika, puesto que la misma existe, y no tengo intenciones de debelar su verdadero nombre. Yo le había comentado ya lo cansado y desganado que me sentía, me había aconsejado tomarme las vacaciones que tenía, pero en ese momento no tuve las ganas necesarias para ir a algún lado, por lo que seguí trabajando, aunque las cosas iban cada vez peor. Puedo decir que toque fondo y tomé la determinación de irme, cuando me equivoqué en algo muy importante y la reprimenda no solo vino de mi jefe, sino también del gerente general, ahí me di cuenta de que mi cabeza estaba en cualquier lugar y que no era beneficioso para nadie estar ahí. Por lo que pedí una licencia seis meses sin goce de sueldo, tenía mis ahorros, por lo que me las apañaría bastante bien sin trabajar. El hecho era salir del lugar en el que me encontraba, salir de esa atmósfera que me asfixiaba cada vez mas y que mataba mi cerebro de apoco. Me acordé que un prime de la familia de mi madre me había comentado que tenía una casa en una playa de la costa oriental, y que si quería podía ir cuando quisiera. Lo llamé, no tuvo problemas en prestármela y hacia allí me diriji, sin saber exactamente que iba a hacer o iba a volver, solo sabía que me estaba alejando un poco de los problemas, lo que no sabía era lo que me tenía preparado ese lugar para mi estadía...

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