martes, 7 de diciembre de 2010

¿Un cacho de cultura?

Antes que nada quiero dejar en claro mi respeto a los anhelos que tiene cada ser humano que habita este mundo, por más ridículos que sean, pero todo tiene un límite de tolerancia: ¿aspirar a participar en el programa de Tinelli como "meta máxima" porque de otro modo "me moría"?; en mi humilde opinión un zombi tiene más criterio que un deficiente mental que hace este tipo de declaraciones. Más de treinta mil personas a las cuales el creador no doto de cerebros se dieron cita en el playón de estacionamiento de la estación de trenes de la ciudad de Tigre en un evento que llevo el nombre de Soñando por Bailar, pero que un amigo mío sugirió se debería llamar perdiendo la dignidad, el pudor, la vergüenza y/o la libertad por un sueño.

En el ambiente del casting se respiraba frivolidad, mediocridad y estupidez, típicos aromas de un país bananero que profesa la cultura del "batacazo", es decir, querer ser rico y famoso en dos días, en este caso convirtiéndose en títeres de las fantasías de los productores, a su vez esclavos del rating. Genera cierta bronca que el cerebrito de Tinelli lucre con toda esta generación perdida, carente de referentes e idiotizada por la frivolidad escapista. Ante hechos como éste mi deseo es que la Tierra sea invadida por extraterrestres y a Tinelli se lo juzgue por crímenes espirituales de lesa humanidad.

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